Microrrelato y fotografía de Andrés Riveras en Zanzibar, Tanzania.

“Si tienes una Vespa, consigues mujer fácilmente”, me dice Kingo en un perfecto español. Kingo es un guía turístico especializado en visitantes francoparlantes. Y será el primero de una serie de agentes que tratarán de venderme algún paquete turístico.

Quizás nadar con delfines; quizás visitar la Isla de los Monos Rojos; quizás conocer las bellas playas de la Isla de Pemba. Quizás, quizás, quizás, pam, pam, pam. No me interesan. Sólo quiero caminar por las estrechísimas callejuelas de la antigua Stone Town y saber por qué hay tantas Vespas en esta ciudadela.

Vespas y LML en su versión made in India. Y más barata.

Issa Pulateni -un profesor de Lengua- me confirma la teoría de Kingo. Un día -hace algunos años- empezó revoloteando con su Vespa por las puertas de acceso a la Universidad de Zanzibar. Hoy está casado con una de sus estudiantes.

Con mucho pudor, la mayoría de los hombres termina por reconocerlo no sin antes intentar evasivas tales como “la prefiero porque es más confortable que una cross” o “es más elegante”.

Las chicas los prefieren con Vespa. Según ellos.


Sobre el autor

Andrés Riveras estudió Cine en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (INCAA) de Buenos Aires. Y sus fotografías fueron publicadas en el diario The New York Times, en las revistas The Village Voice (Nueva York) y Newsweek (Argentina), entre otros medios gráficos.

En el 2000 fundó la Escuela de Fotografía “El Germinador” en Córdoba, Argentina y en 2009 fue considerado uno de los mejores fotógrafos jóvenes documentales del mundo.

Está crónica, junto a otras, surgió de sus viajes por África. Con “Tengo una novia ancha” ganó el premio Casa África de España.