El artista cordobés retrata, mediante el dibujo y la pintura, a las personas y al entorno natural donde se desenvuelven. Vivir en Sierras Chicas, Córdoba, Argentina, le cambió la mirada.

Por Benita Cuellar

El arte expresa disimiles miradas y nos lleva a un mundo imaginario. Impensado. Para muchos es una cura para el espíritu, una búsqueda de algo nuevo y motivador.

En eso anda Santiago Calvo (50), artista, dibujante y fotógrafo. Desde que llegó a Sierras Chicas, Córdoba, Argentina, supo que su mundo daría un vuelco: a través de su arte logró plasmar otro “universo visual y espiritual”.

“Ingresé al dibujo y a la pintura como una actividad sanadora, física y espiritualmente. A raíz de eso hago lo que se me da la gana”, revela.

El zorro colorado en medio de las sierras.

Sus obras están creadas en diversos formatos: acuarela, acrílico, sello, lapicera estilográfica. El artista las define como “un mundo caricaturesco de las sierras”.

Con una paleta de “temática latina”, con colores saturados, dibuja a grupos humanos como una denuncia a los momentos vividos. El entorno donde habita, el cuidado de este, y la devastación de los recursos naturales son los principales temas.

A la vez, “copio a autores que me gustan y juego con esa copia ingenua, de artistas reconocidos con mi impronta gestual. Los llamo ‘covers artísticos’ o ‘covers plásticos’”, dice.

Los habitantes.

Otra característica que lo define – según él- es que al no tener formación académica encuentra mayor libertad de expresión para buscar distintas técnicas.

Así, la pintura y el dibujo son sus aliados para impregnarse de ese mundo al que llama “caricaturesco”, como una parodia a lo establecido y una manifestación de lo que ocurre a su alrededor.

Aiaia y pastelito.

Bio del autor

Nació en Córdoba, Argentina en 1972. Estudió Diseño Gráfico en Aguas de la Cañada, y fotografía en la escuela Lino E. Spilimbergo. También realizó numerosos talleres con fotógrafos reconocidos, entre otros, como Eduardo las Heras, y fotoperiodista Andrés Riveras.

En 2002 se traslada a Salsipuedes, región de Sierras Chicas, Córdoba, y actualmente vive en la ciudad vecina de La Granja. Se convirtió en un artista autodidacta, y realizó numerosas muestras de fotos, dibujos y pinturas.