Una odisea hacia el santuario LionsRock
Mafalda, Gustavo, Messi y Sandro. Tras quince años, los ganaderos eligieron nombres para los cuatro tigres abandonados en San Luis. Arribaron a LionsRock, el santuario felino más grande del planeta luego de un viaje de más de 50 horas organizado por Four Paws.
Por Amira López Giménez
La historia de los tigres Messi, Mafalda, Gustavo y Sandro comenzó en el 2007 en la provincia de San Luis, Argentina. A 140 kilómetros de la capital, en la localidad de Justo Darack, el dueño de un circo ambulante le pidió al propietario de un campo que cuidase de un vagón con dos tigres durante unos seis meses. El dueño nunca regresó y la jaula quedó en el abandono por quince años.
Lo que en su momento era una pareja de tigres, con el tiempo se hicieron cuatro y convivieron durante estos años en los 75 metros cuadrados que proporcionaba el vagón. Los ganaderos del campo y personas preocupadas los alimentaron, cuidaron y hasta les pusieron un nombre para difundir su historia y ayudarlos.
Desde distintos lugares del planeta la conmoción fue enorme. Una familia de felinos vivía en un vagón ajena a su hábitat y bajo la amenaza de enfermedades y descuidos.
Cuatro tigres hasta LionsRock
Fue Amir Khalil quien ideó el complejo plan de trasladar los cuatro ejemplares al santuario de tigres más grande del globo, LionsRock en Sudáfrica.
Khalil es director en el área de Desarrollo de Proyectos de la fundación internacional Four Paws. También es veterinario y desde su tierra, Egipto, ideó esta osada misión: trasladar los tigres desde Argentina hasta el santuario. Para la organización, fue la primera misión de este tipo en el continente americano.
La misión no fue sencilla y la logística fue global. Implicó tiempos burocráticos con decenas de papeles para firmar y aprobar por todos los países y cancillerías por donde debieron pasar los tigres. La primera etapa involucró 700 kilómetros desde San Luis a Buenos Aires.
Encerrarlos nuevamente en una jaula tampoco fue sencillo y menos durante las 50 horas que duró el viaje desde su inicio.
Desde este punto geográfico los tigres arribaron un vuelo comercial hacia Johannesburgo, Sudáfrica. Una vez de vuelta a su tierra natal fueron trasladados al santuario LionsRock, según informaron desde Four Paws. Emocionados, los miembros de la organización compartieron la travesía en twitter.
La última jaula del viaje más largo
“Bienvenidos a casa Messi, Sandro, Mafalda y Gustavo, los tigres que vivieron en un vagón de tren toda su vida y ahora tienen una segunda oportunidad en la vida. Mira esos primeros momentos, pisar la hierba verde, ver el cielo todo el tiempo”, difundió Four Paws al momento de que por fin abrieron las puertas de las jaulas.
“Estamos muy orgullosos de su fuerza durante este largo viaje. Todos los que donaron y compartieron su historia: ¡esto es para ustedes! ¡Sin su apoyo, esto no sería posible!”, agradecieron.
Mafalda, Gustavo, Messi y Sandro deberán adaptarse y puede resultar complicado. “Todo depende del trauma que hayan tenido durante el cautiverio”, indicó Khalil y agregó que puede llevarles hasta un año de adaptación. Por suerte, cuentan con el apoyo y cuidado del grupo de profesionales de Four Paws.