El fuego en Corrientes (Argentina) dejará secuelas por treinta años. Científicos e integrantes de organizaciones ambientales buscan registrar las pérdidas y recuperar una de las ecoregiones más importantes del país.

Por Amira López Giménez

Hace dos años que las sequías azotan los pastizales de la provincia de Corrientes (Argentina). Según el ingeniero agrónomo Ditmar Kurtz del Instituto Nacional de Tecnologías Agropecuarias (INTA) solo hubo cuatro meses de precipitaciones durante este periodo. Además, la región cuenta con un promedio general de 40 por ciento de la superficie cubierta con agua, pero hoy solo queda el 10 por ciento.

A este panorama se sumaron las altas temperaturas históricas registradas en la zona, efecto del calentamiento global. Más allá del clima, expertos y ambientalistas señalan la incidencia de las actividades antrópicas que profundizan catástrofes como sequías, incendios e inundaciones.

De hecho, practicas productivas como la quema de pastizales para la renovación de cultivos, o para la obtención de brotes para el ganado, o solo para matar plagas vegetales, son las causas que desatan los incendios, como el más reciente con llamas que perduraron durante dos meses en la región.

Corrientes. Gentileza de Emilio White vía Infobae.

También el desarrollo inmobiliario para la construcción de countries y barrios náuticos incrementan las amenazas. “No es raro que en los lugares que se ven afectados por incendios después aparezca un loteo o una vivienda”, señala Kurtz en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM).

Por su parte, los monocultivos de pinos y eucaliptos que alteran la vegetación nativa fueron el combustible ideal para que el fuego consumiera las 900 mil hectáreas registradas por CONICET. Las mismas tardarán al menos 30 años en recuperarse.

El pasado, un bucle que repite las llamas

Ya en octubre del 2020, el Parque Provincial San Cayetano, una reserva natural de la provincia, terminó con el 90 por ciento de la superficie quemada. Allí también funciona la Estación Biológica Corrientes del CONICET, dirigida por el biólogo Martín Kowalewski quien lleva adelante trabajos de restauración de flora y fauna posincendios.

“Los animales que sobreviven pasan por un estrés tremendo, sin comida y sin agua. Esto genera varios problemas: no se alimentan bien, no tienen crías o las pierden, el sistema inmune se vuelve más ineficiente y quedan más expuestos a enfermedades”, explica Kowalewski a UNSAM en relación a su experiencia previa.

El investigador realizó una reintroducción de semillas en el territorio, pero todo se ha perdido tras los incendios de enero y febrero. Recuperar los espacios lleva años, al menos treinta, y las experiencias arrojan distintos resultados.

Corrientes. Gentileza de Emilio White vía Infobae.

Para la vegetación, la recuperación empieza por medir el nivel de daño ocasionado. El impacto en el suelo puede provocar la predominancia de alguna especie en el tiempo, o bien el retardo de otras que deben ser estimuladas mediante la introducción de semillas.

Por su parte, la fauna presenta mayores desafíos, algunas especies no regresan a su hábitat porque está destruido y pueden tardar hasta uno o dos años en volver. Otras tardan en generar crías como en el caso de los monos y otros mamíferos.

Desde el compromiso ambiental

La reintroducción de animales rescatados es otro desafío. En este proceso se encuentra la Fundación Rewilding Argentina en el Parque Nacional Iberá. Desde este espacio multidisciplinario consideran que especies como los guacamayos, murutúes y pecaríes pueden ayudar a recuperar la zona. Resulta que son grandes dispersores de semillas y contribuyen en la regeneración de bosques quemados.

Según el INTA, casi el 60 por ciento del Iberá fue arrasado por el fuego, lo que involucra unas 158 mil hectáreas que contienen humedales, pastizales y bosques nativos, únicos por su biodiversidad. Estos espacios son habitados por especies como el yaguareté, el venado de las pampas y el yetapá de collar.

Los Esteros del Iberá cuenta con uno de los mayores humedales de agua dulce del planeta. Gentileza a quien corresponda.

Desde Rewilding aclaran que los animales liberados en experiencias previas pasan por un período de aclimatación realizado en corrales de unas 30 hectáreas donde aprenden a vivir en libertad.

“Son los más vulnerables al fuego porque si se queman, los animales no tienen hacia dónde escapar”, explica Sebastián Di Marchino director del área de Conservación de Rewilding. En relación al último incendio los integrantes de la fundación debieron evacuar a los animales para salvarlos de las llamas, entre ellos, habían osos hormigueros, pecaríes de collar y muitúes.

Desde la ciencia

La estrategia de restauración ecológica mediante la reintroducción de especies puede impulsar una recuperación más inmediata. Sin embargo, primero hay que recuperar el suelo y medir el impacto.

En este sentido, desde el Observatorio Nacional de Biodiversidad en Paisajes Forestales y Ecosistemas Asociados del CONICET adelantaron que focalizarán sus estudios en los efectos del desastre ambiental y en el monitoreo de áreas quemadas.

De acuerdo a los registros, existen 15 áreas valiosas para la conservación por su valor ecosistémico. Asimismo, solo un pequeño porcentaje de campos, malezales y humedales están protegidos por parques y reservas, ya sean estatales o privadas.

Corrientes. Gentileza de Emilio White vía Infobae.

“En el caso de los Esteros del Iberá, las áreas más severamente afectadas por los incendios fueron el Sector Norte, el corredor Mburucuyá-San Roque, Colonia Carlos Pellegrini, Lomada de Caa Catí a Mburucuyá y el Corredor Iberá-Mburucuyá. Estas áreas se caracterizan por presentar pastizales, sabanas, pajonales, además de los bosques de quebracho y palmares que aparecen en las lomadas”, adelantan desde el CONICET.

Mientras tanto, la Cuenca del Río Aguapey de la ecorregión Campos y Malezales es el área más afectada. Se trata de uno de los ríos interiores más importantes de Corrientes y principal área de reproducción del tordo amarillo.

Sobre la investigación

La meta de la investigación es diseñar medidas de mitigación basadas en la evidencia de los datos obtenidos. Actualmente se realiza un monitoreo de la cantidad de animales muertos y los científicos se sujetan a números posiblemente agobiantes.

Una investigación realizada en el pantanal brasileño tras los incendios del 2021 reveló 17 millones de vertebrados calcinados. Incluían mamíferos de gran porte como ciervos, monos y reptiles.

Corrientes. Gentileza de Emilio White vía Infobae.

El trabajo en Corrientes implica un muestreo mayor. Para obtener datos precisos desarrollaron una aplicación móvil que concentra los datos registrados por cada investigador en las zonas afectadas.

Para Adrián de Giacomo, investigador del Centro de Ecología Aplicada del Litoral (CECOAL, CONICET – UNNE) e integrante del proyecto, este estudio marcará un hito en la historia de la ecología y la investigación científica.

Según el CONICET el trabajo de campo involucra tareas como “los censos por transectas lineales”, un registro realizado a pie para detectar los animales muertos. Con estas estimaciones y el uso de imágenes satelitales se espera obtener una aproximación de los efectos del fuego en la fauna silvestre.