Plástico, del problema a dos soluciones accesibles
Una buena parte del plástico es de un solo uso, aunque puede existir por décadas. Botellas de Amor y Ecoladrillos surgen como dos respuestas ante la tiranía del PET, pero la batalla del planeta está en dejar de consumirlo diariamente.
Por Amira López Giménez
Es en modo piloto. Cualquier hogar acumula basura casi sin registro. Los tachos están al tope, los residuos están ahí, existen. Pero para la mayoría, sacar la basura es el acto menos relevante de la existencia.
Y ahí van las bolsas que guardan el paquete de los fideos del almuerzo, el cepillo de dientes viejo, las cáscaras de manzana, el sobre de jugo, el envoltorio del jabón. No importa qué, una vez que pasa el límite del hogar, la basura ya no existe. Pero se acumula con la de los vecinos y viaja por la ciudad para dominar camiones y crear montañas.
Las ideas de maximizar el crecimiento económico y fomentar el hiper consumo no hacen más que agravar un panorama ya de por sí agobiante. Para la ONU, la basura de cada hogar no representa más que el 3% del dióxido de carbono. Parece nada frente al caos que provocan las grandes industrias pero, si es cierto que es una de las pocas áreas de acción posible (y accesible para todos) para incidir directamente en el ambiente.
El plástico y una crisis global
Según los tantos estudios sobre la cultura de la basura, casi el 49% de los residuos son orgánicos, es decir, pueden volver a la tierra simplemente separándolos del resto de la basura. La otra mitad se divide en plástico, vidrios, metales, cartón, papel. A excepción del primero, el resto son reciclables.
Según una evaluación publicada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) una reducción drástica del plástico innecesario es crucial ante la crisis global del plástico. La apuesta está en las energías renovables, en la eliminación de subsidios a empresas y en la adopción de economías circulares.
Pero qué hacer desde el hogar con plásticos de un solo uso, como el envoltorio del papel higiénico, de los fideos y del jabón. Las experiencias en América Latina apuntan a dos respuestas similares: la elaboración de Ecoladrillos o las Botellas de Amor.
La esencia es la misma, plástico PET
Botellas de Amor surge en Colombia por el año 2016 y viene a representar una especie de cierre a los plásticos de un solo uso que por lo general terminan en el mar, en los ríos, o en la comida. Se utilizan botellas de plástico PET que luego se recolectan, se rompen y transforman en materia prima. La iniciativa tuvo su apego en todo el continente, inicialmente Argentina, luego Ecuador, Chile, Perú.
Los Ecoladrillos son otra alternativa con plástico PET, pueden llenarse con una gran variedad de residuos sólidos. En cambio, las Botellas de Amor se rellenan con todo tipo de plásticos flexibles. En la primera, la botella y todos sus residuos deben estar completamente limpios, libres de cualquier material orgánico, mientras que para las segundas, no es necesario ese lavado previo, solo con eliminar los restos del contenido es suficiente.
Por su parte, las Botellas de Amor se transforman en materia prima para elaborar madera plástica comúnmente utilizada en espacios públicos, bancos, juegos infantiles. Según la fundación homónima tienen la cualidad de ser más flexibles ya que se elaboran listones, tablas y columnas para ensamblar.
En cambio, los Ecoladrillos regularmente se utilizan en la edificación de muros y espacios comunes y comunitarios, se apilan y se unen con algún material. También ofrecen la posibilidad de trabajarlos con barro en construcciones ecológicas, e incluso se hace todo tipo de arte.
Cómo trabajar con PET
Los Ecoladrillos pueden rellenarse con plástico, aluminio, papel madera como el de paquete de yerba (este tipo de papel no debe utilizarse en una Botella de Amor), cartón, metales y hasta vidrio.
En cambio, las Botellas de Amor llevan cualquier tipo de plástico de un solo uso como el envase del dentífrico, los cepillos de dientes, los sachet de leche o yogur, máquinas de afeitar (sin cuchillas), sobres de jugo, de café, blíster de medicamentos, palitos de chupetín, envoltorios de golosinas, o lapiceras (sin el resorte, ni la punta).
También pueden llevar platos, vasos, tenedores y cucharas de plástico, bolsas de alimento para animales y bolsas de supermercados. No se puede colocar nada de aluminio, papel, cartón, metal o vidrio. No se aconsejan los globos, guantes de látex, esponjas de cocina, arena, radiografías o saquitos de té.
En ambos casos, ya sea una Botella de Amor o un Ecoladrillo, elaborarlos es muy sencillo. Solo se precisa de una botella PET y una vara, palo o utensilio como una aguja de tejer para hacer presión y comprimir el relleno dentro de la botella.
La meta no es rellenar botellas
Las personas abocadas a las Botellas de Amor o a los Ecoladrillos solo ofrecen una solución a una problemática cada vez más vigente. Aunque las botellas queden lindas en las construcciones ecológicas o su destino sea muy noble, la mayoría de los emprendedores bogan para dejar de consumir plástico.
Incluso si se considera que las Botellas de Amor reciben plástico de un solo uso, la esperanza está puesta en que las formas de consumo y las normativas de producción se tornen más conscientes y sustentables. Un claro ejemplo para dimensionar las consecuencias son los tenedores de plástico. Hay que pensarlo bien, se trata de un producto elaborado para un solo uso, único, casi exclusivo y reducido a un restaurante de comidas rápidas, por ejemplo, pero su existencia se extiende en décadas.
Algunos países alrededor del planeta están avanzando en regulaciones que incentivan la reducción de plásticos de un solo uso, ya sea mediante su prohibición, multas o refuerzos en el reciclaje.
Finalmente, Agustina Besada, fundadora de Unplastify, o Desplastificar para América Latina, en Redacción declara: “Para que haya cambios en la industria es fundamental que las medidas surjan de procesos participativos y tener en claro su potencial impacto. Transformar la industria es una transición”, y desliza: “No se trata de prohibir sin medir consecuencias”.