A fines de noviembre, la Puna Salteña inauguró el telescopio más avanzado del mundo para comprobar el origen del universo. Así, QUBIC junto a LLAMA, hacen de Salta una ventana para contemplar el cosmos.

Por Amira López Giménez


En la Puna salteña, el viento y la montaña devuelven solo silencio. La altura, y un aire extremadamente seco, representan las condiciones excepcionales para contemplar el cielo y lo que se encuentra más allá de sus límites. Allí, a casi cinco mil metros de altura, científicas y científicos del mundo resisten la falta de oxígeno en altura, mezclan los idiomas y se amontonan a observar en detalle al universo.

En este punto geográfico se puede ver más allá de lo que arroja el planeta, pero todo logro tiene su costo. No hay vapor de agua en la atmósfera, un aspecto que, de estar presente, degradaría la calidad de recepción de los telescopios. Pero eso sí, el oxígeno disminuye tanto que el Mal Agudo de la Montaña amenaza a los cuerpos humanos deseosos de comprender el origen de todo lo visto.

Inauguración telescopio en Puna salteña. Gentileza de CONICET.

QUBIC (Q-U Bolometric Interferometer for Cosmology), así se titula el proyecto de alta tecnología inaugurado el 24 de noviembre 2022. Es único en el mundo. El telescopio buscará indagar los inicios del universo desde su sede ubicada en las cimas de Alto Chorrillos, Salta. Puede contemplar el nacimiento de las estrellas, las formaciones de agujeros negros, las tormentas del sol, la radiación del polvo frío extragaláctico o esos otros planetas tan lejanos y llenos de incógnitas.

Inauguración telescopio en Puna salteña. Gentileza de CONICET.

Es un instrumento de alta precisión y adaptado para medir las señales del cosmos. La iniciativa se dio en colaboración con universidades y especialistas en astronomía de alcance internacional. Francia, Italia, Estados Unidos e Inglaterra realizaron sus aportes para que el observatorio de la puna salteña sea una realidad.

Mirar hacia arriba

El proyecto y las ganas de observar el universo llevaron quince años de trabajo, resumidos en esta inauguración. Detalle no menor, el QUBIC está ubicado en el mismo lugar que el Radiotelescopio argentino-brasileño LLAMA (Large Latin American Millimiter Array). Este cuenta con 12 metros de diámetro y desde el 2015 permite investigar la cosmología profunda.

LLAMA también se conecta al complejo astronómico ALMA en Chile. De hecho, es el primer instrumento de alta resolución espacial de la región. Las altas frecuencias de radio permiten explorar las moléculas del espacio y al mismo agujero negro del centro de nuestra galaxia.

Inauguración telescopio en Puna salteña. Gentileza de CONICET.

Por su parte, QUBIC permite sondear lo que se conoce como física del universo primordial, es decir, esos primeros segundos de existencia de la materia luego del Big Bang. Ese momento inaugural se llama inflación y dejó sus huellas en el fondo cósmico de microondas, más conocido como CMB por sus siglas en inglés.

Eso sí, se trata de una hipótesis que en caso de ser probada comprobaría la teoría de la creación del universo por el Big Bang. La propuesta teórica pertenece al científico argentino Matías Zaldarriaga. Los especialistas del mundo se acercan a rebatir esta hipótesis que sostiene que durante los instantes previos en que la luz comenzará a viajar por el universo sucedió una polarización de radiación que dejó sus huellas en la CMB.

Inauguración telescopio en Puna salteña. Gentileza de CONICET.

Este es el motor por el cual se construyó a QUBIC. El telescopio trabaja con sensores desarrollados con micro y nanotecnología de Italia. Pero otras de sus partes fueron fabricadas en laboratorios de Francia, Alemania, Irlanda y por supuesto, Argentina.

Todos estos trozos con tecnología de avanzada se unieron en Salta. QUBIC es el corazón y la mezcla única de bolometría e interferometría, en palabras de Alberto Etchegoyen, investigador de QUBIC y el CONICET.

Los espacios destinados a la astronomía convierten a Salta en un punto de interés para el turismo científico. La Rioja no se queda atrás con su centro de entrenamiento para astronautas. Así, el noroeste argentino no solo es una ventana al universo, también es una previa a otros planetas.

Fuente: CONICET. Foto de portada: NASA.