Una escultura zoomórfica vuelve a su templo en Perú
Suiza devolvió una cabeza clava a Perú, una escultura zoomórfica del templo de la cultura Chavín, con más de 2000 años de antigüedad.
Por Amira López Giménez
La Oficina Federal de Cultura (FOC) de Suiza devuelve al gobierno de Perú una cabeza clava de la cultura Chavín. Pesa casi 200 kg y su antigüedad se remonta a 2.500 años, cuando esta comunidad, una de las más pretéritas de la región andina, veneraba a los dioses con esculturas zoomórficas.
La cabeza clava recientemente devuelta expresa la transformación de un hombre en jaguar. Pertenece a la cultura Chavín que precedió a las comunidades de Nazca, Lima y Salinar. Se distinguió por una innovadora agricultura y por el dominio de “sacerdotes” u astrónomos.
Su centro de veneración, de donde se estima que fue robada la cabeza, fue muy visitado durante el siglo XIX. En especial, cuando Julio C. Tello comenzó con una excavación subterránea que develaría una serie de galerías que conformaban el templo del inframundo, en 1919.
¿Qué eran estas cabezas zoomórficas?
Las cabezas cuentan con una estructura alargada en la parte posterior para clavarlas en los muros y exponerlas como guardianes terroríficos y monstruosos que en hileras abrazan el templo. Algunos historiadores consideran que eran utilizadas para ahuyentar los malos espíritus. Otros, como Julio C. Tello, las interpretan como trofeos de los enemigos.
Años más tarde surgió otra lectura sobre las cabezas, entendidas como la presentación de los dioses para el resguardo. Los chamanes fusionados con jaguares fueron tallados con ojos desorbitados frente a los grandes misterios que se les presentaba gracias al culto.
Las cabezas se encuentran en los muros externos al templo como centinelas del espanto. Aunque las apariencias expresen tragedia y terror, se leen con un sentido de esperanza cotidiana, de protección por parte del jaguar ante una realidad al parecer, aterradora.
Hay otras cabezas además del jaguar. De algunas cuelgan mucosidades, una representación del efecto de los alucinógenos utilizados como vía de comunicación con los dioses.
Una escultura de regreso a su templo
Ya se sabe que no es la primera vez que a Perú le roban y saquean sitios arqueológicos. Según el espacio oficial de la Confederación Suiza, la cabeza había sido incautada en 2016 por la aduana cuando intentaron pasarla como “bien no cultural”.
Tardaron ocho años en llevarla a las oficinas de la embajada peruana, tiempo en el cual estudiaron la escultura precolombina. La civilización de la cultura chavín se desarrolló del 1200 al 500 a.C., dos milenios antes al gran Imperio Inca. Se estima que la cabeza fue robada del templo Chavín de Huantar, ubicado al norte de Perú, entre los ríos Mosna y Huachecsa.
Para Cesar Sondereguer, historiador de arte, el templo de donde provinoes una representación del entorno natural, considerado sagrado, cargado de magia y misticismos.
De hecho, aunque los orígenes de la cultura chavín aún sean misteriosos, se sabe que dominaron por unos 2 mil años el pensar mítico religioso de la tierra andina. Su culto se inspiró en las figuras del jaguar que muestra la cabeza, pero también en el águila arpía y la serpiente y tuvo mucho éxito. Incluso, las culturas posteriores tomaron estos animales como deidades.
Sondereguer considera que el jaguar simboliza el poder que causa el inicio de la Tierra, protector omnipotente de los dioses.
Sobre el templo de origen de la cabeza clava
El templo saqueado cuenta con dos grandes niveles, una plaza redonda para rituales y estudios astronómicos y otra con desniveles donde se supone que asistían los peregrinos.
La entrada principal exhibe dos piedras unidas que simboliza el día y la noche, la dualidad cósmica que, a su vez, tienen tallado estos personajes humanoides y félidos en versiones femeninas y masculinas. Ambas figuras poseen alas y cuchillos, aunque el hombre tiene una máscara y la mujer una vagina dentada. Su presencia fue símbolo de protección, dadores de vida.
La deidad principal fue el jaguar humanoide llamado El Lanzón, esculpido en una escultura de un poco más de cuatro metros mirando en dirección al nacimiento del sol. A este se le hacían ritos especiales en el interior de las galerías subterráneas del templo.
Ahora la cabeza clava vuelve al templo de donde fue extirpada. Aún quedan varios tesoros arqueológicos de la región que suelen exhibirse en museos europeos o en galerías privadas que, en su avaricia, buscan acaparar la cultura del mundo en cuatro paredes. La devolución se da en el marco del cumplimiento de la Ley Federal de Transferencia de Bienes Culturales, normativa a la que se adhieren la mayoría de los países latinoamericanos.