Alberto Rojas reportero del diario El Mundo, estuvo seis veces en Ucrania y narra en un hilo de Twitter cómo se vive la guerra a un año de la invasión de Rusia. Fotos de Alberto Rojas.

Contra todos los pronósticos, la guerra continúa en Ucrania y aún no hay un acuerdo para poner fin al conflicto bélico. Los combates y los bombardeos sobre poblaciones enteras no cesan.

El conflicto bélico comenzó el 24 de febrero de 2022, cuando Rusia cruzó la frontera e invadió a Ucrania, tras meses de tensiones y alistamientos de fuerzas militares.

Desde entonces, muchos países enviaron reporteros para tener noticias de primera mano sobre lo que fue sucediendo a lo largo de los 12 meses.

Uno de ellos es Alberto Rojas, reportero del diario El Mundo y además autor de Sangre de Lobos, quien estuvo seis veces en el país ucraniano.

El reportero contó, a través de un hilo en su cuenta de Twitter, que cambió y cómo sigue la vida en este país inmerso en un conflicto que parece no tener fin.

El hilo del dolor

“Salgo de Ucrania por sexta vez. Como hice otras veces, contaré en un hilo las conclusiones que puedo sacar sobre el terreno. El cansancio y la amargura emergen, pero la determinación en la victoria no decae”, comienza su hilo, Alberto Rojas.

La guerra de Ucrania lleva un año.

Luego, mientras comparte una foto de un herido expone: “Un año después, las heridas de guerra se multiplican. La batalla de desgaste en el Donbás es una picadora de carne para el enemigo, al que no le importan sus muertos, pero también para Ucrania. Los mutilados son legión”.

Las heridas de la guerra.

Además, explica que “la gente se ha adaptado a los ritmos de la guerra, muchos ignoran ya las alarmas. Sólo cuentan los días hasta el siguiente ataque. Cada 10 u 11 días se repiten los ciclos de drones / misiles rusos. Sin precisión, pueden destruir bloques enteros como este en Dnipro”.

Las personas se adaptaron al ritmo de la guerra.

Y prosigue: “Parece que no habrá ofensivas rusas de invierno más allá de la que está en marcha, que tropieza con los mismos errores que las anteriores. Enorme pérdida humana y material para un avance penoso sobre ruinas humeantes”.

Hay una enorme pérdida, humana y material.

La describe como “la guerra energética, lanzada por Putin contra las infraestructuras energéticas, ha fracasado. Los días más fríos del invierno pasan sin que el pueblo ucraniano se ablande lo más mínimo. La luz ha vuelto a muchas ciudades ucranianas”.

La luz volvió a muchas ciudades.

Para él, “dos Ucranias sobreviven de forma muy distinta. En Kyiv y las ciudades del Este, ahora incluyendo Odesa, existe una falsa normalidad. En el Oeste, incluyendo Járkiv y Jersón, en el sur, la destrucción se multiplica”.

Hay dos ucranias.

Sin compasión

“No hay compasión con los civiles ucranianos. Putin bombardea ciudades como Jersón para que resulten inhabitables y ya están semivacías. No me lo ha contado nadie. Lo he visto yo mismo”, cuenta.

Sin compasión.

Y agrega: “El odio crece. Los soldados ucranianos confiesan que aún siguen haciendo prisioneros para poder intercambiarlos por los que Rusia hace, pero el deseo de venganza es cada vez mayor tras ver las consecuencias de los crímenes de guerra rusos”.

Crece el odio hacia Rusia.

“Mientras que Rusia trata de aprovechar esta ventana de oportunidad para consolidar ganancias, Ucrania quiere ganar tiempo hasta tener todo el armamento occidental a su alcance, incluyendo los Leopard casi como si fueran un fetiche”, afirma.

Los Leopard.

En tanto, narra que “hay regiones completamente devastadas y llenas de minas. Tardarán años en desminarse y en reconstruirse. Sólo una paz duradera y un plan Marshall a la altura las sacará de la oscuridad en la que las ha metido Rusia”.

Hay regiones completamente devastadas y llenas de minas.

Y “todo el país sigue unido en la idea de la victoria. Todos los sectores se han unido en un esfuerzo sin precedentes. Piensan que es el momento de sacrificarse, cueste lo que cueste, para librarse del yugo del ‘mundo ruso’ de una vez por todas”.

Toda Ucrania unida.

Rojas expresa que “todas las guerras acaban con una mesa de negociaciones pero en este caso parece algo muy lejano. Los reporteros que cubrimos la invasión desde el inicio nos despedimos sabiendo que vamos a encontrarnos pronto de nuevo”.

La guerra parece que no acabará pronto.

Todas las fotos pertenecen al reportero Alberto Rojas a quien agradecemos este hilo y su trabajo.

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