“matéman”, la caricatura de un argentino que pasea el mate por el mundo
Su creador es Juan Manuel Moreno (Juanchila), y nació en Córdoba, Argentina. Cómo surgió el personaje que difunde las costumbres argentinas.
Por Benita Cuellar
“matéman” (sin mayúsculas) pasea por una playa, por un parque, escala montañas, está en su casa, va en bici al trabajo, pero siempre lo hace con el mate, la infusión argentina más famosa.
Además, ceba mates a Diego Maradona, a Mafalda y hasta a Maât, diosa egipcia de la verdad, la justicia y armonía cósmica.
El personaje nació el 13 de diciembre de 2018 durante una reunión de trabajo de Juan Manuel Moreno, cuyo seudónimo es “Juanchila”, quien nació en Córdoba, Argentina y emigró del país desde hace más de 20 años.
Tal como su personaje, “Juanchila” ya recorrió muchos países, entre ellos, España (vivió en Islas Canarias), China, Reino Unido, entre otros.
Historiador e investigador, el cordobés creó “matéman” por una situación muy particular: “Cansado de escuchar las boludeces (hechos sin importancia) de quien entonces era mi jefe. Me puse a hacer rayas y círculos con mi lapicera BIC sobre un cuaderno de notas”.
El primer dibujo “fueron tres líneas: ‘-_- ‘. Y hubo dos cosas que las inspiraron, la primera fue el uso del emoji ‘Cara Sin Expresión’, parte del Unicode 6.1 en 2012 y añadido a la versión Emoji 1.0 de 2015”, relata.
Además, agrega que “paradójicamente, recuerdo que me causó mucha gracia la intensidad expresiva de ese emoji, ya que genera una mezcla de frustración, fastidio, contrariedad, serenidad, intriga, atractivo, y a veces, dependiendo del contexto, malicia, travesura, culpa, inocencia y sinceridad”.
Y la segunda cosa que, inconscientemente, inspiró esas primeras líneas “fue Tzuki, la caricatura de un conejo creado por la internauta china Wang Momo, que vi y usé por primera vez en la red social china WeChat mientras vivía en Shanghai”, rememora.
Tzuki está dibujado con trazos bien gruesos, sus ojos son dos líneas horizontales negras, el cuerpo es blanco y las orejas son largas y bien finas- cuenta.
Y así, alrededor esas tres primeras líneas “dibujé un círculo choto (no tan perfecto) a modo de cabeza y unos puntitos como barba. Y como ese día hacía frío, le puse una bufanda. Y se me dio por dibujarle un mate y una pava de aluminio con agua caliente (¡Sin hervir, che! Entre 70°y 85° a diferentes escalas). Ya tenía el personaje”, narra.
Poco después apareció el nombre que por varias razones tenía que ser uno de antihéroe. “El tipo es calvo, tiene panza cervecera, calza casi siempre pantuflas, chancletas u ojotas (las tres son más fáciles de dibujar), y vive mal afeitado con una barba eterna de tres días”, describe.
Aunque entonces él no lo sabía, “matéman” era una especie de alter-ego, “un plano de proyección de mis siempre cambiantes estados psico-emocionales y físico-testo-hormonales”.
Luego de varias ideas absurdas surgió matéman, pero para Juanchila “no daba” (no tenía sentido) escribirlo sin acento.
“Si bien los chistes están escritos en idioma español quería que su nombre fuera algo más universal (en inglés ‘mateman’ suena como meitman). Inmediatamente supe que gramaticalmente era incorrecto y habría objeciones ¿La solución? ‘matéman’ iría siempre en minúscula, en singular, y con acento en la ‘é’. Mientras que la palabra ‘mate’ nunca tendría acento (salvo en la traducción de las descripciones de los dibujos)”, afirma el autor.
Las creaciones
“Juanchila” reflexiona que en cada uno de sus dibujos trata de aprender de otros artistas, pero el desarrollo de su personaje estuvo inspirado en dos artistas argentinos que sus padres y sus amigos seguían mucho: Joaquín Salvador Lavado Tejón (conocido como ‘Quino’) y Roberto Alfredo ‘El Negro’ Fontanarrosa.
“De Quino, su ‘Mafalda’ eterna y su sátira de temas sociales ‘serios’ que muy sutilmente intento integrar en algunos dibujos. De Fontanarrosa, sus ‘Inodoro Pereyra’ y ‘Boogie, el aceitoso’, y por sobre todo su ilustración, en 2004, del poema épico ‘El Gaucho Martín Fierro’ de José Rafael Hernández”, destaca.
En uno de los últimos trabajos, “Fontanarrosa hace uso de flechitas con texto para explicar cosas que no necesitan explicación. Por ejemplo, un ave dibujada al margen de una página y una flecha con el texto ‘ave solitaria’”, dice el dibujante.
Y destaca que sus dibujos son siempre diferentes, pero hay un canon que no se negocia: “matéman ha de aparecer siempre, sin excepción, con un mate, un termo y al menos una flechita ‘explicativa’. matéman nunca aparece tomando mate, sino que siempre está por tomar o ya ha tomado mate”.
A la vez que recuerda algunas frases de sus seres queridos que quedaron impregnadas en su memoria: “´No te olvides de reír todos los días un poquito´, me dijo una vez Chidoro, mi viejo, para mí cumpleaños 28; ´no hay que nadar en lo profundo, pero tampoco quedarse en la orilla´, o algo así va una de las ‘recetas’ fenicias de Luci, mi vieja”.
Y resalta que “matéman” trata sobre eso, porque “reír que nos hace bien, hacer preguntas para las que no siempre hay respuestas, y transmitir serenidad y humildad en estos tiempos agitados y confusos”.
Asimismo, revela que su personaje existe por las presencias y energías omnipotentes de Elona y Nawel (su esposa e hijo), de Chidoro y Luci (sus padres), de Sole, Guada, Andrés y Mario (sus hermanos), de mis abuelas Kela y Esther, de las familias Moreno, Hoover, Ruben, Novak, Casado, Marinsaldi, Bernasconi, Maldonado, Satre, Afonso Suarez y Robertsdotter Berglund, de infinidad de amigos.
Y se despide con un: “Y ya ‘tá, pues”.
Sobre el autor
Juan Manuel Moreno nació en Córdoba, Argentina, un miércoles 16 de enero de 1985. Y relata una breve biografía sobre su vida y la relación con el dibujo: “Si bien el dibujo es algo que ha estado siempre presente en mi familia, no me considero caricaturista, ilustrador ni dibujante. Me falta técnica, no tengo mucho pulso en la mano, y en la escuela hice un año o dos de dibujo y muy, pero muy pocas clases de artes plásticas. Oportunidades no me han faltado nunca. Mi papá, a quien lo conocían como Chidoro en su infancia, y más tarde como el Gallego, siempre dibujó muy bien. Mis hermanas y hermanos, y mis sobrinas luego, todos aprendimos con él.
Quizás, con el tiempo, la práctica haga al talento. Por ahora prefiero autodenominarme como alguien que cuenta anécdotas o resume alguna situación absurda con dibujos a base de papel, lápiz y goma (y lapiceras, marcadores, acuarelas, y Photoshop).
De profesión soy más bien historiador e investigador en ciencias políticas y sociales, con un interés en desarrollo internacional y justicia social. Además de dibujar, me gusta escribir. Me encantan las novelas policiales y de ciencia ficción, me gustan el fútbol, el ajedrez y el aikido, y me apasiona viajar. Soy un nostálgico que se cuelga, en tiempo y espacio, con las historias de cosas y gentes ordinarias”.
Seguilo en el.matéman.