Investigadores de Argentina desarrollaron un proyecto para obtener energía de las olas del mar. Esta fuente de energía aún tiene problemas por resolver. De todos modos, Mar del Plata será el primer punto de estudio y si logran dar en la tecla, se podrá responder la demanda energética sin afectar al ambiente.

Por Amira López Giménez

Transformar la matriz energética es uno de los aspectos bisagra en la lucha contra el calentamiento global. La reducción, o más bien, la anulación del uso de combustibles fósiles, es una parte primordial en este proceso.

Hasta ahora, pocas miradas voltearon al océano. A pesar de estar notoriamente afectado por efecto de la contaminación plástica, es uno de los últimos recursos energéticos renovables sin explotar. Su uso comenzó a explorarse a mediados de la década del 70, ante una inusual crisis de petróleo que llevó la creatividad de la ciencia al horizonte marino y sus potencialidades.

Tampoco es la primera vez que se busca estudiar esta energía producida por las olas del mar, también conocida como undimotriz. El problema es que aún no se resolvieron aspectos puntuales en relación a la energía mecánica y la velocidad de las olas para transformarlas en una fuente energética.

A modo de ejemplo, un proyecto de las Islas Canarias avanzó en el 2019 con un prototipo que utiliza tecnología WEC (Wave Energy Converter, por sus siglas en inglés), pero no logró más avances por falta de inversión. Y el petróleo suele ser muy seductor. Aún así, estiman que la solución puede encontrarse en una combinación de tecnologías, WEC y OWS, tecnología basada en la oscilación.

Hay otros dos prototipos en España pero enfrentan las mismas dificultades. Foto de archivo.

Ante este escenario de calentamiento global y la necesidad primordial de encontrar energías alternativas, sustentables y rentables, científicas y científicos de Argentina proponen ingenio e innovación. Desde la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), junto al CONICET y otros organismos de la ciencia, propusieron utilizar las olas de mar con una nueva apuesta.

En un mundo de patentes

La historia se remonta a cinco años atrás cuando Facundo Mosquera, ingeniero electrónico, asumió el desafío de diseñar un dispositivo que posibilite extraer energía de las olas como propuesta de tesis. “En el mundo no hace mucho que se está trabajando en esto. Todavía no se ha seleccionado un dispositivo único. Hay un montón y miles de patentes de gente que propone maneras de extraer energía de las olas”, afirma Mosquera en UNLP.

Demián García Violini, ingeniero en Automatización y Control Industrial, docente e investigador de la UNQ, y colaborador del proyecto, explicó que la energía undimotriz permite multiplicar por cincuenta la energía que se obtiene del sol, como para dar un ejemplo gráfico.

Facundo Mosquera. Foto gentileza de UNLP.

“Sacar energía de las olas es un proyecto gigante; se puede obtener una densidad energética muy grande. Para tener una magnitud: en las costas del Océano Atlántico, en donde se genera una unidad de energía solar, se genera ocho veces la misma unidad por el viento y cincuenta veces en olas”, comparte a Página 12 mientras advierte que el camino es largo y aún falta mucho por recorrer.

Los ingenieros de la UNLP establecieron vínculos con científicos de la Universidad de Maynooth (Irlanda), con quienes trabajan técnicas de control y con el Politécnico di Torino (Italia).

A su vez, a partir de una iniciativa de García Violini comenzó a armarse la Red de Energías Marinas Argentinas. Aquí también participan ingenieros de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) Buenos Aires y de la Universidad de Buenos Aires (UBA), personal del Servicio de Hidrografía Naval (SHN), del Instituto Nacional del Agua (INA), entre otros. La finalidad es construir una red de estudios que reúna todas las ideas en torno a la energía undimotriz. Trabajos en colaboración como suele estilarse en espacios científicos.

La astucia está en los detalles

De todas las patentes y propuestas disponibles, el grupo de trabajo se centró en una columna de agua oscilante. Se la considera una de las mejores técnicas. Posee una cámara hueca de hormigón o metal y puede colocarse en una escollera cercana a la playa o bien, flotando en una boya.

Prototipo. Foto gentileza UNLP.

Mosquera describe que la cámara tiene un agujero debajo del nivel del agua por donde la ola puede ingresar a un espacio de aire, Aquí, el propio movimiento del agua comprime y descomprime y genera un flujo que hace mover una turbina.

El desafío está en aplicar sistemas de control como sensores que permitan identificar el mayor pico de energía y mantenerlo. Según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), el movimiento del agua marina podría generar un equivalente a 29.500 TWh (Teravatio-hora). Por su parte, la estimación inicial de estos especialistas argentinos ronda en los 80.000 TWh al año. Es decir, bastaría para satisfacer cinco veces la demanda energética mundial.

Las mejores olas

Al parecer, Mar del Plata, Necochea y Quequén, son las ciudades con las mejores olas. Durante el mes de abril, los y las especialistas visitarán las escolleras de Mar del Plata como punto de inicio.

Costa en Buenos Aires. Foto de archivo.

Carolina Evangelista, codirectora del proyecto, añade que el interés por la costa bonaerense reside en que el mayor consumo de energía eléctrica que se da en esta región. “Generar energía en esta zona para que no haya que transportarla es una idea tentadora. El oleaje de la Patagonia es muy aprovechable, pero sería un plan más a largo plazo”.

Una de las ventajas valoradas por los investigadores es que las olas se producen naturalmente, aun sin viento. Ellas pueden viajar muchos kilómetros desde el punto de generación hasta la costa. Es decir, el proyecto apunta a aprovechar los distintos tipos de olas (capilares, de gravedad y de largo periodo) para resolver los problemas de mecánica y velocidad que hasta el día de hoy representan una barrera en el desarrollo de la energía por olas de mar.