Surrealismo doméstico, así se conocen a las creaciones sorprendentes y divertidas de Helga Stentzel que ganan la atención internacional. La diseñadora trabaja con fotografías, videos, stop motion e ilustraciones, pero encuentra su creatividad en lo cotidiano y en lo “aburrido”.


Por Amira López Giménez

Helga Stentzel nació en la Siberia rusa. En esa basta región helada entrenó la creatividad de su mirada, en particular, cuando solía visitar a sus abuelos. No había mucho para hacer, pero resulta que mientras más aburrido era un espacio, más motivante era para ella.

Hoy, es conocida por su serie “surrealismo doméstico” y es el producto de pasarse horas (muchas horas), observando un techo en casa de sus abuelos, embelesada, buscando formas en todas las cosas que no son evidentes para nadie, pero sí para ella. Su costumbre la mantiene en la actualidad, para molestia de muchos según declara, porque puede pasarse horas mirando un pan.

La magia de lo mundano se presenta en sus obras elaboradas con fotografías, bajo formatos de video, animaciones stop motion e ilustraciones sencillas. Aquí, las prendas de ropa colgadas en una cuerda se convierten en animales, los alimentos adquieren personalidades y los objetos no son lo que aparentan. Su trabajo debe ser visto dos veces para encontrar las sutilezas que transforma los objetos tan cotidianos e imperceptibles en creaciones únicas.

Stentzel yuxtapone objetos creados con los patrones de la naturaleza.

“Para mí, el surrealismo doméstico se trata de encontrar magia en lo mundano, ver la belleza en las imperfecciones y conectarnos con nuestra realidad de una manera nueva. Me encanta notar similitudes divertidas, ya sea un suéter en una línea de ropa que parece un caballo o una rebanada de pan que se asemeja a la cabeza de un perro. Aunque es solo el punto de partida. A partir de este momento, las historias y las imágenes comienzan a zumbar en mi cabeza”, relata en su espacio online.

Usa todo tipo de materiales, como medias, comida, rebanadas de pan, clavos, pinzas, bananas, prendas de ropa secando al sol, manos, paltas, cebollines, entre cientos de objetos más. Parece sencillo, pero en realidad no lo es.

Cualquier trabajo que parece el fruto de una coincidencia ocurrente, en realidad, le lleva semanas de trabajo. “Por ejemplo, pegué 52 ositos de goma verdes a una enredadera para recrear un racimo de uvas para la fotografía My Kind of Grapes“, sostiene a Semana.

“Espero que mi arte ayude a las personas a conectarse con su niño interior y redescubrir la alegría de saborear pequeñas delicias visuales dentro y fuera de sus hogares”, desliza al final de su presentación en su sitio web donde se pueden adquirir sus obras. También las comparte en su Instagram con más de 230 mil seguidores.

Biografía breve

Estudió en el Instituto Estatal de Tecnología de Omsk (Rusia) y obtuvo una licenciatura en Diseño Gráfico y Publicidad en St. Martins. A sus 19 años de edad, luego de la caída del muro de Berlín, se mudó a Alemania con su familia. En el 2020 recibió el premio Snackable Content Awards, “Creador de arte gastronómico del año”. Sus creaciones llamaron la atención de importantes medios internacionales como Colossal, El Colombiano, BBC, Times, etc.

Antes de convertirse en una artista a tiempo completo dedicó varios años al trabajo en publicidad y en locales de ropa infantil, de ahí llega otra parte de su creatividad lúdica. Hoy trabaja con ilustraciones, fotografías, videos y animaciones stop motion.

Fotografías cortesía de Helga Stentzel.