Se fue un emblema de la Movida Madrileña, movimiento que propició figuras como Pedro Almodóvar o Jorge Rueda. España llora a Ouka Leele, fotógrafa y pintora que transgredió los límites del arte y fue la máxima representación de los tiempos convulsos y modernos de las décadas de los 80 y 90.

Por Amira López Giménez


Bárbara Allende Gil de Biedma, alias Ouka Leele, fue uno de los rostros más visibles e influyentes de lo que se conoció como la Movida Madrileña. Representó al cambio social y artístico que trajo la década de los ochenta con todas sus convulsiones.

Sus retratos en blanco y negro eran pintados por ella con acuarelas en una fusión única y contemporánea que rompió con la parsimonia del blanco y negro y la sobriedad de una sociedad que no estaba preparada para la modernidad de entonces.

Su nombre artístico, Ouka Leele, se trataba de un seudónimo prestado del cómic Europa Requiem. Desde chica fue una dibujante excelente, su talento ya estaba impreso en su naturaleza, aunque abandonó la carrera de Bellas Artes para ingresar en 1975 a la escuela de fotografía Photocentro.

Ouka Leele.

Su idea era promover la fotografía como un fenómeno cultural y artístico, tratando de superar esa grieta entre la fotografía y el arte, donde la máquina no puede ocupar un lugar en las grandes galerías. Sin embargo, puede decirse que lo logro. Hoy, Ouka Leele, llorada por todo Madrid, es recordada como fotógrafa y pintora.

La fotografía y la pintura, una fusión de Ouka Leele

Su trabajo cuenta con destellos religiosos, pues, su infancia transcurrida en un colegio de monjas marcó su iconografía. Años después, el ocaso del franquismo y su encuentro con el grupo Cascorro Factory termina de darle un sello definitivo a su obra.

En ese momento la fotografía y la pintura se fusionan para ella en un juego de colores con estilo propio y como una salida de los tiempos grises del franquismo. Se volvió un estandarte en las décadas del ochenta y de los noventa en España.

A la izquierda, autoretrato de Ouka Leele.

Sabía hacer collages y fotolibros con un estilo tan propio como único. De su creatividad surgían títulos al estilo “Caperucita Roja con mocos y sin una pierna”. A su vez, llega el punk, el movimiento dadá, el teatro experimental, estilos del arte y de la música que ella misma supo conjugar en un sello personal de pintura, fotografía y escenografía.

Peluquería (1979) puede considerarse su primera puesta en escena, y la más trascendente. Los retratos de sus amigos fueron coloreados a mano por Ouka Leele, quien adornó sus cabezas con tocados surrealistas formados por objetos tan diversos como jeringas, animales, frutas, secadores, entre otros.  Fue la periodista Paloma Chamorro quien dijo que se trataba de “santos modernos”. Y así pasó a ocupar un lugar en la historia de España.

Peluquería de Ouka Leele.

Habían pasado tan solo unos meses cuando supo presentarse en la por entonces refinada Madrid con un vestido de fuelles y un chancho muerto en su cabeza, al que le iluminó los ojos. Ante la cámara y la mirada estupefacta de todos los presentes dijo: “Yo soy Ouka Leele, la creadora de la mística doméstica”, y deslizó: “Digo esto porque creo que la gente se toma mis imágenes como una crítica social cuando es todo lo contrario, es la sublimación de lo cotidiano y doméstico”.

Rappelle Toi Barbara

1987. El alcalde Juan Barranco le encarga una obra enorme, debía medir 126 cm x 178 cm, para el museo de Arte Contemporáneo. La artista supo convencer a todo el ayuntamiento de cortar el tráfico neurálgico de la fuente de Cibeles en pleno centro madrileño.

Ambas imágenes creadas por Ouka Leele forman parte de tapa de discos y películas.

Allí, bajo silbidos y bocinazos, supo recrear la historia de Atalanta e Hipómenes, los leones de la diosa. Se había inspirado en el cuadro homónimo expuesto en el Museo del Prado. Según relatan sus adeptos, solo tuvo 15 días para terminar el trabajo con su sello personal.

Preparó la escenografía y convocó a 16 personas alrededor de la fuente. Tomó la foto en un formato amplio, para las medidas solicitadas por el alcalde, y con paciencia infinita, dibujó toda la escena. Utilizó tonos pastel para dar esa sensación de pintura de la época. La fotografía le daba la forma y la acuarela le daba la vida. Rappelle Toi Barbara es una de sus obras más reconocidas.

Rappelle Toi Barbara de Ouka Leele.

Para los jurados, Ouka Leele supo cuestionar los límites de la fotografía. En el 2009 el cineasta Rafael Gordon le dedicó un documental titulado “La mirada de Ouka Leele”.

Su última exposición fue en junio de 2021 en el Círculo de Bellas Artes del festival PHotoEspaña, una muestra de material inédito de más de 1200 piezas. Iba a impartir un taller de fotografía para niños en noviembre próximo, pero la vida le puso su último flash en el hospital Ruber de Madrid el pasado 24 de mayo de 2022.

Ouka Leele posa en su estudio para El País. Foto gentileza de El País.