El país sancionó una nueva ley de VIH que expande el trabajo realizado con un enfoque en derechos humanos. Tras años de estigmas y prejuicios, ¿cuáles son las nuevas claves?

Por Amira López Giménez


En horas de la noche, luego de siete horas de debate en el Senado, Argentina saldó una deuda histórica. Cuando el reloj tocó las 10.20, militantes y activistas agolpados en la plaza y en los palcos del recinto clamaron una nueva victoria. Ya es ley lo que ahora se conoce como Respuesta Integral al VIH, Hepatitis Virales, Tuberculosis e Infecciones de Transmisión Sexual

Fue sancionada este primero de julio. Y tuvieron que pasar 30 años de espera y 8 años de debate para que Argentina cuente con esta nueva normativa. Con 60 votos a favor y uno en contra, el Senado sancionó este proyecto trabajado por organizaciones sociales y civiles en pos de erradicar el prejuicio y el maltrato.

La nueva ley reemplaza el enfoque biomédico de la anterior Ley Nacional del Sida con una mirada focalizada en los derechos humanos. Amplía el abordaje por parte del Estado, yendo desde las clásicas respuestas hacia más y mejores modos de contención y apoyo social.

Se trata de un abordaje integral que abarca a la práctica de la medicina, pero se extiende a los ámbitos laborales, educativos, jurídicos e informativos. La idea también pasa por erradicar ciertos amarillismos mediáticos en torno al VIH.

Serie Cóctel de Alejandro Kuropatwa.

“Cuando apareció el virus los enfermos de VIH no recibían ni un abrazo. Este es el estigma que por ignorancia o prejuicio sostiene que una persona con VIH fuera una persona peligrosa. Como si hablar de SIDA nos conectara con nuestro profundo miedo a morir”, reflexionó Silvia Sapag (Frente de Todos – FdT) en el Senado argentino.

“Esta ley está cargada de solidaridad, de compasión y de respeto. Cambia el paradigma, al pasar de vivir en la emergencia, a vivir con calidad. Calidad que implica tener derecho a la salud, a la protección social, al trato digno y a ser respetados y amados”, agregó Sapag.

Las claves del nuevo escenario

La ley apunta a erradicar estigmas y prácticas discriminatorias, muchas de ellas originadas durante los años 90 cuando el Sida era tratado con amarillismo en los medios y con miedos en la sociedad. No en vano, Judith Butler contempla en su análisis fotográfico los velorios públicos en Estados Unidos para hablar de aquello que escapaba a la imagen, lo que se escondía tras el estigma social al morir de Sida.

Los prejuicios y el desconocimiento fueron recurrentes y esta ley erradica ciertas prácticas. Una de ellas es prohibir a las empresas y sectores laborales la exigencia de pruebas por VIH y otras ITS como parte de los exámenes preocupacionales.

En Argentina más de 140 mil personas conviven con el virus, el 17% desconoce su diagnóstico y más del 30% conoció su diagnóstico en un período tardío de la enfermedad. Fotografía de la Serie Cóctel de Alejandro Kuropatwa.

También, se contempla la posibilidad de una jubilación anticipada para las personas con más de 50 años de edad que hayan convivido con el virus durante al menos, diez años . A su vez, permite acceder a una pensión no contributiva de carácter vitalicio en casos de situación de vulnerabilidad social.

La ley contempla la producción nacional de medicación e insumos y, durante el debate, se destacó la necesidad de tener asegurado el presupuesto para la compra de los mismos. También se busca frenar la transmisión vertical con prevención y protección para niños, niñas y adolescentes. Y ampliar las posibilidades de diagnóstico para que el test de VIH pueda ser realizado sin prescripción médica y sea ofrecido por el personal de salud como examen de rutina.

La ley establece que toda prueba deberá ser voluntaria, gratuita, confidencial y universal, así como su libre acceso. Por último, no menos importante, promueve la capacitación, la investigación y la difusión de campañas masivas sobre las patologías de VIH, Hepatitis Virales, Tuberculosis e ITS. Se puede decir que se hace honor a ese viejo dicho de que el miedo se combate con conocimiento.

Indetectable = Intransferible

Los progresos en el tratamiento antirretroviral (que comenzó a aplicarse en 1998) permiten reducir el virus a cantidades indetectables e intransferibles por vía sexual.

Como ejemplo de la compleja situación de desinformación social, es necesario recordar que son pocas las personas que saben que se puede vivir con VIH y alcanzar una carga viral indetectable e intransferible (I = I). Es decir, personas que viven con VIH pero no lo trasmiten por vía sexual si se adecúa a los tratamientos y controles prescriptos.

Para alcanzar la condición I = I se aplica la terapia antirretroviral (TAR). Se trata de una combinación de fármacos que, aunque no eliminan el virus, impiden su replicación dentro del organismo. Esto disminuye su cantidad al punto de hacerlo indetectable por los análisis convencionales. En ese estado (que se alcanza tomando la medicación diariamente y sosteniéndola de forma constante, con controles periódicos), la persona no transmite el virus por vía sexual ni durante el embarazo o parto.

Expandir el acceso al testeo y garantizar el tratamiento universal de la comunidad seropositiva resulta fundamental para alcanzar el objetivo 90-90-90 propuesto por la Organización Mundial de la Salud. Esto es, lograr que el 90% de las personas que viven con VIH conozcan su diagnóstico. Que el 90% de ellas reciban TAR en forma sostenida. Y que el 90% de quienes reciben el tratamiento logren una carga viral indetectable.

(texto I=I publicado originalmente en el milenio.info)