El concurso de ciencia “Científicas que Cuentan” premió a Cecilia Apaldetti y a Nicole Seinhart por sus trabajos investigativos con perspectiva de género. Hablamos del primer descubrimiento de un dinosaurio con nombre en femenino y del desarrollo de nanomateriales para generar energía biónica.

Por Amira López Giménez


Cecilia Apaldetti, paleontóloga, junto a Nicole Seinhart, ingeniera química, son las investigadoras argentinas premiadas en la edición “Científicas que Cuentan”. Se trata de la primera competencia por el premio franco-argentino en honor a las trayectorias y los aportes al conocimiento y la divulgación de la ciencia bajo una perspectiva de género y diversidad.

La premiación estuvo a cargo del Centro Cultural de la Ciencia, el Ministerio de Ciencia Tecnología e Innovación (MINCyT), el Instituto Francés de Argentina, la Embajada de Francia y el laboratorio Sanofi.

“El premio es un orgullo y una motivación como todo reconocimiento. Pero, en este caso en particular, me recuerda la responsabilidad social que implica contar ciencia”.

Apaldetti Cecilia

Desde el MINCyT remarcaron la relevancia de este premio que se otorga por primera vez. Describieron a la ciencia como una actividad dominada por mujeres en sus bases, pero que, a medida que la jerarquía crece, la presencia masculina toma espacio.

Hacer ciencia, un desafío para las mujeres

La química Seinhart, al recibir el premio estímulo, expresó la importancia del género. Se trata de una disciplina “llena de hombres y muy machista, donde es difícil para una mujer hacer carrera”. Ya de por sí, la ciencia y su posterior divulgación consta de numerosos obstáculos y escasas herramientas en el campo de la investigación química.

En el caso de Seinhart, quien realiza tareas de investigación en el Instituto de Nanosistemas de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), calificó a su trabajo como dominado por hombres. De todos modos, la innovación es lo que domina las tareas investigativas de Seinhart. Supo conjugar con excelencia la perspectiva de género con su trabajo de campo.

Seinhart recibió su premio de manera virtual ya que se encuentra en Alemania realizando otras investigaciones. Gentileza de MINCyT.

Esta especialista en química aplica nanomateriales avanzados para la generación de energía biónica a partir del movimiento humano. En castellano, cuando hablamos de energía biónica, hacemos referencia a la producción de órganos artificiales que imitan el funcionamiento de aquellos que son naturales.

De ahí la complejidad y la importancia de la investigación de Seinhart en Argentina, un país con un promedio general de más de 30 mil pacientes en lista de espera, según los datos estadísticos del año 2021 del INCUCAI (Instituto Nacional Central Único de Coordinación de Ablación y Trasplantes). Mientras tanto, el potencial de donación en donantes reales es de 551 personas, promedio.

La distinción permite poner en valor la relevancia de la divulgación de la ciencia y en ello, ayudar a mujeres abocadas a la investigación.

De la cuna de los dinosaurios

Para la sanjuanina Apaldetti la historia es distinta. Como paleontóloga fue la otra gran protagonista de este concurso que une a Francia y Argentina. Investigadora del Conicet en el Instituto y Museo de Ciencias Naturales, que depende de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) y a su vez, columnista del programa “La liga de la ciencia”, recibió el primer premio de la categoría trayectoria.

La distinción se debe a la investigación que involucra la historia de la primera dinosauria que se hizo viral en el mundo de la ciencia. Fue descubierta en Balde de Leyes, una pequeña localidad de San Juan declarada Patrimonio Mundial en el año 2019 por su gran reserva de dinosaurios.

Apaldetti recibe su distinción de “Científicas que Cuentan”. Gentileza MINCyT.

En esa localidad al este de San Juan, Apaldetti descubrió los restos del dinosaurio gigante más antiguo del que se tenga registro. No solo ello, los restos brindaron evidencia de la existencia de esta especie treinta millones de años antes de lo que se pensaba y creía.

La primera dinosauria no solo fue un gran descubrimiento para el acervo de conocimiento de la ciencia, sino que, además, la decisión de adjudicarle el género femenino fue “totalmente arbitraria”.

En diálogo con Télam, la paleontóloga expresó sus motivos para bautizar estos restos como Ingentia Prima.  “A partir de los huesos es imposible saber si un ejemplar era macho o hembra, pero como a todos los dinosaurios los bautizan como machos, en forma totalmente arbitraria decidí darle un nombre femenino”, señaló con gracia.

“Entre que presentábamos la primera dinosauria gigante y que la autora de la publicación científica era mujer rompimos la matrix”, reconoció Apaldetti entre risas.

La perspectiva de género, cuando se aplica, se expande. A partir de la publicación en redes sociales, cientos de madres, abuelas, tías, maestras, dedicaron mensajes a las científicas que descubrieron los puentes que se tienden entre niños y niñas con la ciencia. La evidencia demuestra que la puerta de llegada a este mundo es dominada por las mujeres.