Un estudio de la OMS dio a conocer el exceso de mortalidad durante la pandemia. Argentina también hizo lo suyo y figura como una de las regiones con menos muertes de las esperadas.

Por Amira López Giménez – Foto portada de Gabriela López en Cuartoscuro.


El exceso de mortalidad trata de una metodología que compara el número total de muertes esperadas de acuerdo a los promedios de años anteriores, con las muertes que efectivamente ocurrieron durante un periodo de crisis.

Epidemias, pandemias y catástrofes figuran en las comparativas de muertes por regiones. O al menos así lo presenta el último reporte publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en simultáneo con la revista científica The Lancet.

El informe realizado por expertos de distintos puntos del planeta combinó 6 metodologías distintas para descartar errores de interpretación. De antemano, el escrito pone el foco que estos porcentajes son aproximados.

Hay una explicación para brindar un número cercano, pero no preciso. Según la OMS, hay países que no llevan un registro confiable de sus defunciones, de ahí lo de aproximado. En este sentido, calculan que el exceso de muerte fue tres veces mayor a lo reportado a nivel mundial.

En números oficiales, entre el 1 de enero de 2020 y el 31 de diciembre de 2021, fallecieron 14,9 millones de personas, un rango que va desde 13,3 a 16,6 millones.

¿Qué se contabiliza?

Para los expertos, si un punto geográfico obtiene un índice más alto a lo esperado, se considera que hubo un exceso de mortalidad. En términos simples, a mayor número, más grave es el impacto de lo que se evalúa. En este caso, las vidas que se llevó la pandemia por SARS-CoV-2 que tuvo en vilo al planeta durante dos años.

El exceso de mortalidad es una medición asociada, directa o indirectamente, a la pandemia. Es decir, el estudio también contabiliza las vidas perdidas como consecuencia de una falta de atención por colapso de los servicios públicos. Este fue un escenario reiterado por aquellos años donde las ficciones se hicieron realidad. También, se contemplan las muertes por accidentes de tránsito, gripe, influenza u otras epidemias.

Los índices como parámetros de la desigualdad global

A pesar de presentarse en números, las estadísticas demuestran la flaqueza en los sistemas de salud, la falta de inversión y la escasa relevancia para las agendas políticas. Inclusive, a pesar de medir una pandemia que demolió economías y arrasó con vidas, también hay que considerar que evidencia la necesidad a futuro para otras crisis, como el cambio climático.

“Estos datos aleccionadores no solo apuntan al impacto de la pandemia. También señalan la necesidad de que los países inviertan en sistemas de salud más resistentes que puedan sostener los servicios esenciales durante las crisis, incluidos sistemas de información de salud más fuertes”, sostuvo el Doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS.

En el planeta, la mayoría de muertes se concentraron en el Sudeste Asiático, Europa y las Américas, aunque las otras regiones no presentan datos sólidos.

El informe también sostiene que el 68% de las muertes se concentran en solo 10 países. A su vez, el desglose de datos confirma que hubo más pérdidas de vida en hombres (57%) que en mujeres (43%). Aunque entre adultos mayores, la estadística crece.

Como en una especie de ranking, los números posicionan a los países con más muertes por COVID-19. Entre ellos figuran Perú, Ecuador, México, Turquía, Bulgaria, Macedonia, Indonesia, Guatemala, Serbia, etc.

Argentina, el menor índice y la mejor proyección

En Sudamérica, Argentina muestra uno de los porcentajes más bajos de exceso de mortalidad por COVID-19, a diferencia de otros países de la región. Apenas por encima de Chile con un 17,3% y Uruguay con 5,1%, el exceso de muerte entre argentinos fue de 18,2%. 

Para la cartera de salud, la tasa de mortalidad aumentó por efecto de la pandemia. Pasó de un 8,3 cada mil habitantes en 2020 a 9,5 en 2021. La principal causa fue la COVID-19 en el rango etario de 25 a 75 años. Mientras que en los mayores de 75, las enfermedades cardiovasculares lideraron el ranking y fueron el principal origen de las muertes. Claro está, agudizadas por la presencia del virus SARS-CoV-2, que se posicionó como segunda causa de fallecimientos.

Gráfico muertes esperadas y ocurridas por todas las causas. Gentileza MNS.

El informe arrojado por el Ministerio de Salud y en sintonía con los estudios de The Lancet, indica que la mortalidad en 2021 estuvo 26,3% por encima de lo esperado, lo que se traduce en 89.895 muertes en exceso. El número total de vidas perdidas en este periodo es 432.224, mientras que la mayoría de las muertes se encontraron en las personas de 55 años de edad promedio.

El exceso tuvo lugar durante el primer semestre, cuando se produjo la segunda ola de COVID-19 y con ella la llegada de las variantes más peligrosas y de mayor transmisibilidad como la Gamma.

Asimismo, el exceso de mortalidad en Argentina fue superior a Chile y Uruguay (sopesar la cantidad de habitantes). pero considerablemente inferior a otros países de la región. Brasil tuvo un 24,3% de exceso de muertes, le sigue en ascenso Paraguay con 31,8%, México 41,1%, Bolivia 50,1% y Perú 55,3%, según los datos arrojados por la OMS.

Para Analia Rearte, Directora Nacional de Epidemiología e Información Estratégica, las medidas sanitarias que fueron implementadas con premura y luego, en el 2021 con el plan nacional de vacunación, la brecha tendió a disminuir.

Porcentajes de muertes según países seleccionados de la región. Gráfico gentileza de MNS.

Maternidad, un exceso que preocupa

Durante muchos años y a nivel global, el número de mortalidad entre madres ha sido inaceptablemente alto. Y a pesar de los esfuerzos en revertir un escenario marcado por la falta de recursos, la pandemia solo agudizó un cuadro de por sí preocupante.

Mortalidad y maternidad, parecen ser dos índices que se estrecharon entre sí en la pandemia de SARS-CoV-2. 287 000 mujeres murieron en 2020 durante el embarazo o tras el parto por causas ajenas al COVID-19.

En muchos casos, la violencia obstétrica, los conflictos armados, o la desigualdad en el acceso a los servicios básicos de maternidad figuran entre las causas. La mayoría son prevenibles y tratables, como las hemorragias o infecciones tras el parto, hiperpresión arterial durante el embarazo o complicaciones en el parto o aborto.

Así, el tiempo que va del 2020 a 2021 con la pandemia, los riesgos fueron mayores. Según el Ministerio de Salud, el 2021 la tasa de mortalidad materna fue de 7,4, mientras que el 2020 solo indicaba 4,1 cada 10 mil nacimientos.

De las 393 muertes maternas, 220 corresponden a personas gestantes que fallecieron a causa de la pandemia, ya sea durante el embarazo, parto o puerperio.

Aunque Argentina figure en Sudamérica entre los países con menor índice de exceso de mortalidad, una gran parte de esta pérdida de vidas pudo evitarse con información precisa y con un sistema mejor preparado.

La pandemia dejó en evidencia una realidad oculta bajo la alfombra. Pero aún se esperan nuevas crisis, epidemias, y por supuesto, las consecuencias sanitarias del cambio climático. Desde los organismos internacionales sugieren que el exceso de mortalidad debe ser considerado para tomar mejores decisiones de cara a un futuro no muy lejano.