Córdoba fue el origen de la expresión de literatura femenina colonial en Argentina. Son poemas escritos en 1804 por monjas de clausura expuestos en el Museo de Arte Religioso Juan de Tejeda. La increíble historia de la monja que huyó del levantamiento de Tupac Amaru. Foto de tapa: La Voz del Interior.

Por Benita Cuellar

La tarde otoñal marca el ritmo bullicioso del centro de la ciudad. En Independencia y 27 de Abril (Córdoba, Argentina) la gente camina con pasos ligeros. El sol ilumina paredes, techos y árboles, y va dibujando figuras con las sombras. Afuera, las horas pasan sin detenimiento.

En el Museo de Arte Religioso Juan de Tejeda, el tiempo pareciera haberse detenido por siglos. Su interior guarda vestigios de la historia, testigos de otras épocas celosamente guardados y cuidados. Pero hay algo muy preciado que es expuesto por primera vez bajo el nombre de Poemas para una Parca ingrata: la primera expresión de literatura femenina colonial en Argentina.

Un hallazgo inesperado

El silencio de la galería imita al patio lleno de bergamotas y granadas. Una palmera “centenaria” roza con el campanario de la “Catedral” en el cielo. Espacios y objetos religiosos son atesorados, entre ellos, 34 poemas creados en 1804 por las hermanas Carmelitas del Monasterio San José. Ahora, salieron a la luz.

“Fueron descubiertos en 1972. Luego, expuestos como objetos de arte decorativos en la Segunda Exposición de la Feria Internacional del Libro de Córdoba, en 1986.

Desde entonces, unas xerocopias llegaron a manos de investigadoras de la Universidad Católica de Salta, (Íride María Rossi de Fiori, Rossana Caramella de Gamarra, Soledad Martínez de Lecuona y Helena Fiori Rossi)”, relata Daniela Bobbio, licenciada en Letras y bibliotecaria del Museo.

Córdoba fue el origen de la expresión de literatura femenina colonial en Argentina. Foto: La Voz del Interior.

Y cuenta: “Ellas los estudiaron y se dieron con que se trataba de la primera expresión de literatura colonial escrita por mujeres de la Argentina, de allí su enorme valor”.

Bobbio destaca el logro de las investigadoras, ya que es muy difícil la apertura de estos monasterios para tal fin.

“A partir de 1990 comenzaron a estudiar sobre la literatura conventual en Argentina y en sus rastreos pudieron recopilar una enorme cantidad de material. Son las primeras en hacer una investigación y publicación referida a estos poemas”, relata.

Más tarde, serían nuevamente desempolvados en la biblioteca Luis de Tejeda, fundada en 2005 por Víctor Manuel Infante. Y con la ayuda de las investigadoras y el material recabado fueron revalorizados y expuestos al público.

Letras ocultas

Los poemas son originales manuscritos en tintas ferrosas sobre papel calado. El diseño de las filigranas completa el documento convirtiéndolo en obra de arte.

 “Son anónimos y fueron escritos a raíz de un hecho triste para la comunidad religiosa de ese entonces, el fallecimiento de Fray José Antonio de San Alberto, obispo de Córdoba entre 1780 y 1785, quien realizó grandes innovaciones en la vida religiosa y comunitaria cordobesa (final de la obra de la Catedral, creación del Convento Santa Teresa de Jesús en 1782 y la escuela de niñas)”, afirma Ariel Bustos, guía turístico del Museo.

Los poemas son originales manuscritos en tintas ferrosas sobre papel calado. Foto: La Voz del Interior.

Por ello, “es que las monjas son convocadas a realizar estos poemas que forman parte de una tradición funeraria de la época, la poesía del túmulo”, destaca Bustos.

Daniela Bobbio, explica que “el ´túmulo´ es un objeto funerario que consistía en construir una especie de altar grande y en el medio se ponía el féretro o algo que representaba al muerto.

Esa construcción tenía cortinados en los cuales se prendían grandes pliegos de papel adornados con poemas, elegías y oraciones que exaltaran o lloraran a la persona que se había ido.

Obras

“La obra de las hermanas tiende a lo neoclásico por la temática, en referencia a la mitología romana, al hablar sobre la parca y otras deidades (Soneto: No fue la parca ingrata, no alevosa/ninguno le censure de (o) homicida pues no hizo más qe. dar eterna vida aun hombre justo: satisfacn. Forzosa…)”, revela Bobbio.

Además, “por la métrica y los tres tipos de composición: soneto, la decima espinela (estrofa constituida por diez versos octosílabos) y la octava real (versión más intelectual de las coplas), quiere decir que las monjas, a pesar de estar recluidas, estaban relacionadas con las corrientes contemporáneas literarias”.

“Las monjas estaban muy actualizadas en la forma de escribir y en la caligrafía”, dijo Ariel Bustos, actual director del museo. Foto ilustrativa.

“Sobre todo en el poema que es el único que no responde a la temática de fray Antonio de San Alberto sino a la muerte del obispo que lo sucede, Ángel Mariano Moscoso, que casualmente es su hermana quien le escribe”, narra Daniela. Y agrega que el hecho de escribir daba un cierto status en el convento.

A su vez, Ariel destaca la atención de las monjas a los movimientos literarios y al contexto que las rodeaban. “Estaban muy actualizadas en la forma de escribir y en la caligrafía. Escribían con lo que estaba de moda, lo que era popular”.

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Valor histórico-cultural y resistencia

El descubrimiento modifica la historia de las letras argentinas y no deja de ser una coincidencia, “ya que en esta casa nació el primer poeta argentino, Luis de Tejeda. Es algo hermoso. Lo primero que me llamó la atención al leer estos poemas es el valor histórico- literario que conllevan”, sostiene Bobbio.

Y no puede evitar pensar en la resistencia del género. “En esa época la mujer no tenía mucha opción, era la vida familiar o el convento. En algún punto, los monasterios eran los únicos espacios donde podían leer y escribir, eran espacios de resistencia”, asegura.

“En esa época la mujer no tenía mucha opción, era la vida familiar o el convento”, asegura Bobbio. Foto: Museo Luis de Tejeda.

Bustos opina que el aporte de estas escrituras se lo relaciona con las obras de San Alberto, gracias a su impulso educativo “generó un grupo social que tuvo una formación cultural muy importante, y quizá aportó a la creación literaria”.

Por eso, “hay un nuevo hito en la poesía argentina y la casi confirmación que en los monasterios hay mucho material que aún no salió a la luz”, afirma Bobbio.

La trágica vida de la monja que huyó del levantamiento de Tupac Amaru

Dentro de los tesoros guardados y que es parte de la exposición, se encuentra un librito de no más de 40 páginas, escrito por Fray Cayetano Rodríguez que describe las penurias de doña María San Diego de Ojeda, en 1790.

Doña María, había nacido en Puerto Rico y llegó al Monasterio San José a los 25 años, luego de presenciar el ajusticiamiento de su esposo, en manos de los rebeldes seguidores de Túpac Amaru, de perder cinco hijos, y de ser rehén durante varios meses, para finalmente ser rescatada por españoles.

María San Diego de Ojeda, llegó al convento en 1790, huyendo del levantamiento de Tupac Amaru. Foto ilustrativa.

“Fray Cayetano, aparentemente, era amigo del confesor de María. Por lo que inferimos este le cuenta la historia y le pide que la escriba. Ella le narra su trágica vida. Es interesante, ya que él aporta con notas al pie datos bibliográficos, geográficos e históricos”, refleja.

Y explica: “Suponemos que el interés de Fray por esta historia relacionada con el levantamiento de Tupac Amaru tiene que ver con su participación en el proceso de independentista del país en 1800.  Ella vive sus últimos años en este monasterio, encontrando la paz que tanto anhelaba”.

En el interior, cada espacio invita al recogimiento. La música transporta hacia otras épocas, a esas monjas que escribían poesías mientras desgranaban rosarios. En la calle, el ruido continúa.

El patio del museo. Foto: Museo Luis de Tejeda.

Soneto: transcripción del original

Los muros del Museo Luis de Tejeda.

No fue la parca ingrata, no alebosa

ninguno le censure de (o) homicida

pues no hizo más qe. dar eterna vida

aun hombre justo: satisfacn. Forzosa.

Si en la dulce manción en paz reposa

porqe. su gran virtud fué conocida

¿porqe. hemos de sentir su propartida

Felíz una y mil veces San Alberto

porqe. Su gran virtud clara se advierte

y todos confesamos por muy cierto

que labró su corona de esta suerte

con un fuego divino aunqe. está yerto

ahora pregunto ¿hizo mal la muerte?

La exposición: “Poemas para una parca ingrata”

Los poemas pueden ser vistos mediante reproducción digital en pantallas. Los días cálidos se exponen algunos de los originales en el Museo de Arte Religioso Juan de Tejeda, Independencia 122, Córdoba.

(El texto fue publicado en la sección Número Cero de La Voz del Interior el 1 de mayo de 2017)